domingo, 21 de noviembre de 2010

El libro de Eli

Es difícil explicar esta película sin situarse a mitad del metraje.
El comienzo es, en más de un sentido, semejante a The Road. Al menos los primeros 15 minutos. Depués... Bueno, después es otra cosa. Denzel Washington desenvaina un machete que lleva consigo y la historia deriva hacia direcciones inesperadas.
Sabemos que Eli protege algo y que está dispuesto a lo que sea para lograr su objetivo. Pero Carnegie (Gary Oldman) también lo quiere. Por motivos diametralmente opuestos.
El libro de Eli es también un western futurista. El caos provocado por la catástrofe global ha empujado a las personas a agruparse en pequeños núcleos de población: una calle, una taberna, una tienda y la ley que imponga el más fuerte.
En ese ambiente propicio para los duelos se pueden encontrar algunas referencias a Sólo ante el peligro. Sin embargo, es interesante comparar los muchos puntos de contacto que El libro de Eli y The Road tienen entre sí (el refugio, la casa abandonada, los caníbales, los salteadores de caminos...) y el modo tan diferente que tienen de tratarlos y dar soluciones a los conflictos.
Atención a la fotografía. Duele mirarla a veces.

domingo, 14 de noviembre de 2010

The Road (La carretera)

Decíamos que el género post-apocalíptico busca lo esencial del hombre. Hay otro género que se le acerca bastante: la road movie, el viaje.
Lo importante no es el destino sino el viaje: lo que haces, cómo lo haces, qué aprendes.
The Road es ambas cosas y bastante más. Es un drama fuerte, lleno de aristas y situaciones límite.
No sabemos qué ha ocurrido en este mundo devastado. El cielo es siempre gris y unos pocos supervivientes luchan por seguir siendo supervivientes. Cada uno a su manera.
Papá y Chico (queda claro el minimalismo de la propuesta pues nunca sabremos sus nombres) siguen la carretera. Papá dispuesto a hacer lo que sea para que su hijo aprenda a sobrevivir. Chico con un fuego en su interior que le dice que sobrevivir no basta.
Y en ese viaje se encuentran a otras gentes. Buenas y malas. Y toman decisiones. Buenas y malas.
Pero The Road no es sólo la historia de Papa y Chico. Es, también, la historia de la propia carretera, de las gentes que transitan por ella, de lo que ocurre en sus aledaños. Una historia de lo que la carretera podría contar.
Película dura y, a ratos, muy dura. Difícil de tragar todo lo que propone. Pero muy interesante para quien no tema quedar politraumatizado.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Número 9

No es frecuente encontrarse con una película animada que trate el género post-apocalíptico. Su estética oscura y su peculiar goticismo industrial demuestran que no está especialmente destinada a niños.
9, el título inglés, es, por supuesto, 9, un muñeco de trapo que despierta en un mundo sumido en el caos. Sobre la superficie de la Tierra sólo se mueven 9 muñecos de trapo y una máquina decidida a cargárselos. Se trata de un ejercicio de estilo bastante impresionante, con escenas de acción imaginativas y con la presencia de unos monstruos mecánicos muy originales.
El guión es, probablemente, demasiado sencillo, pero hay que reconocer que las decisiones de los personajes están elaboradas. Quién tiene razón y porqué. Si es que alguien la tiene.
Sorprenden también las secuencias en flash back, en blanco y negro, rememorando un pasado de aires nazis.
En esa búsqueda de lo esencial no es mala metáfora la utilización de unos muñecos de trapo. ¿Hace falta mucho más?

domingo, 24 de octubre de 2010

Soy leyenda

Comenzamos en el Colegio Mayor Peñafiel un nuevo ciclo destinado a ver qué ocurre Después del Apocalipsis. Lo interesante del género post-apocalíptico es que, se trate del subgénero que se trate, siempre hay una búsqueda de lo más esencial.
No es de extrañar que sea un género muy de moda en los últimos años. Además de las 4 películas seleccionadas, podríamos haber elegido Wall·e, Bienvenidos a Zombieland, Infectados, 28 días después... Hay dibujos animados, comedia, drama, acción.
El lunes 25 comenzamos con Soy leyenda.
Un virus ha mutado y, ahora, la mayor parte de la población mundial se está convirtiendo en una especie de zombis. El doctor Robert Neville (Will Smith) permanece en la zona cero, único humano de la ciudad, en busca de un antídoto que logre la sanación.
Curiosa mezcla de acción, drama y terror. El diseño de producción es realmente espectacular: no se han escatimado medios para imaginar una ciudad sin habitantes. Pero lo más interesante, por supuesto, es lo esencial: conocer mejor a esos mutantes que quizá tienen algo que decir sobre humanidad.

domingo, 10 de octubre de 2010

El viaje de Chihiro

Deseaba transmitir un mensaje, una visión del mundo, sobre lo duro y hermoso que es, y sobre cómo el trabajo -entendido como asumir la responsabilidad de la propia supervivencia- dignifica al ser humano y es parte esencial de la maduración personal.
Estas palabras de Miyazaki lo dicen todo acerca de El viaje de Chihiro. Sen (céntimo en japonés, es decir, muy poca cosa) es una niña caprichosa y maleducada. Durante un viaje con sus padres, se internan en un universo extraño donde Sen se verá obligada a madurar.
Que una película animada gane el Oso de Oro en la Berlinale no es algo que ocurra todos los días. Sin embargo, esta película de Miyazaki, desconcertante, surrealista y onírica, tiene también mucho de hipnótica. Su guión no se parece a nada que uno haya visto antes. Cualquier cosa puede pasar al doblar una esquina o al entrar en una estancia de la Casa de baños los dioses.
Desde un punto de vista estrictamente visual, es la película más imaginativa de Miyazaki. Demuestra su capacidad sin límites para crear mundos aparentemente absurdos y, sin embargo, llenos de una coherencia interna.
Cualquiera que vea ese tren sobre el agua ya no lo olvida. Un tren a ninguna parte. O quizá, justo al sitio que se necesita.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Sherlock (BBC)

Sherlock es Sherlock Holmes, por supuesto. El Sherlock Holmes de siempre. En una serie de la BBC. Y, pequeño detalle, en el siglo XXI.
Sherlock
, este Sherlock, el mismo de siempre pero en el siglo XXI, entra en la escena del crimen y es como meter a todos los equipos de todos los CSI juntos. Aprovecha las tecnologías al máximo, le encantan los SMS, tiene una web sobre el Método Deductivo y usa parches de nicotina porque es muy difícil fumar en Londres hoy en día.
Watson es médico militar, por supuesto. Herido en Afganistán. Es bueno con las armas, le encanta el riesgo y es adicto a la acción (como el artificiero de
En Tierra Hostil). No escribe las historias de Holmes por entregas: para eso están los blogs.
Londres sigue siendo Londres. Con lluvia y niebla. Scotland Yard sigue siendo torpe, los Irregulares son mendigos, Lestrade sigue de jefe y hay una señora Hudson en el 221B de Baker Street. Y están presentes esas deducciones alucinantes, rocambolescas, absolutamente inconcebibles y absolutamentes lógicas.

Una primera temporada de tan sólo tres capítulos que marcan un gran nivel: ágiles, ingeniosos y con originales planteamientos. Duran hora y media. Cada uno de ellos toda una película. Son capaces de extrapolar los contenidos de
Conan Doyle al mundo actual, sin perder la esencia del personaje.
Comienza el juego.

domingo, 3 de octubre de 2010

Porco Rosso

Su nombre es Marco Pagotto.
O lo era hasta que, por algún motivo, su rostro se convirtió en el de un cerdo.
Ahora se llama Porco Rosso y ha llegado el crack del 29. Se gana la vida como cazarrecompensas persiguiendo a los piratas del Adriático, gastando el dinero en beber en el Hotel Adriano y añorando los viejos tiempos en que tenía rostro humano y amaba a Gina. Aunque, claro, aún la sigue amando. La adolescente Fio irrumpe en su vida.
Si en Mi vecino Totoro los personajes se parecían a los de Frank Capra, en Porco Rosso se parecen más a los de John Ford. Les envuelve un aura de misterio, de leyenda. Tienen algo de épica mitológica.
La aventura, sin embargo, es semejante a las de Howard Hawks, especialmente a Sólo los ángeles tienen alas. Era la historia de unos hombres dedicados al transporte aéreo de mercancías en una zona con una orografía arriesgada. Cary Grant se la jugaba cada día para conseguir un contrato. Y, a su alrededor, dos mujeres: Jean Arthur y Rita Hayworth.
Aun así, las principales referencias son para Casablanca: Porco es Rick, Gina es Ilsa, el Hotel Adriano es el Rick's Cafe Americain (incluso la caligrafía) y los fascistas son los nazis. Y hay un flashback semejante al de París. Y un final en el que dos se van en avión y uno se queda. Y similitudes de frases como: Este es el comienzo de una gran amistad y Gina y yo nos hicimos grandes amigas. ¡Ah! Y esa forma desesperada de fumar y beber.
Técnicamente Miyazaki realiza una animación extraordinaria, especialmente por su capacidad para dibujar secuencias aéreas. Aunque están muy logradas las de combates, la mejor escena es, sin duda, ésa en la que vuela alrededor del jardín de Gina y encadena a un flashback.
Es una película de dibujos animados que uno debe ver cuando ya es adulto. Si la hubiésemos visto de niños, todos (y todas) trabajaríamos ahora como pilotos de hidroavión.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Mi vecino Totoro

Menos es más.
Sencilla y profunda. Y cuanto más sencilla más profunda. Así es Mi vecino Totoro.
Un Totoro es lo que se encuentra Mei en el bosque. ¿Y qué es un Totoro? Bien. ¿A quién le importa? Totoro es el icono de la sencillez, el encanto, la ingenuidad, la mirada sencilla, la buena gente.
La historia es extremadamente simple. El argumento mínimo. Pero la magia de Miyazaki saca de la manga, a cada minuto, personajes sorprendentes. Son como los personajes de Capra. Por poco que aparezcan o hablen, tienen detrás un pasado, una historia, una vida. Un misterio. Y somos capaces de intuirlo. Queremos saber más de ellos. Pasan a nuestro lado y se quedan para siempre en la memoria.
Es, sí, la película más infantil de Miyazaki. También la más mágica y, muy probablemente, la más inteligente.
Menos es más.
Cuando la película acabe, descubrirás que realmente existen los Totoros.
Ahora sólo falta que el ayuntamiento nos ponga un Gatobús.

domingo, 19 de septiembre de 2010

El castillo en el aire

Empezamos el curso con un ciclo sobre Hayao Miyazaki, el mejor director de animación, con el permiso de la gente de Pixar, permiso que seguro nos ceden gustosos pues ellos mismos admiten que el director japonés es su inspiración.
El castillo en el aire (o El castillo en el cielo, dependiendo de ediciones diversas en DVD) es una película interesante para presentar el ciclo.
En ella aparecen ya muchas de las constantes del cine de Miyazaki: la chica decidida, el trabajo como factor de maduración, el interés por las secuencias aéreas...
Y también hay algunos elementos que resultan extraños en el cine del estudio Ghibli pues luego no se van a repetir: una acción vertiginosa que no concede respiro (el resto de sus películas son más calmadas para profundizar más en los personajes) y la presencia de un malo integral (en el resto de las películas no hay malos malísimos, son malos con muchos matices y, en el fondo, con su buena parte de razón).
Sheeta es una chica que lleva una llave. La llave permite acceder al castillo volador de Laputa y, por ello, mucha gente está interesada en obtenerla.
El argumento es muy sencillo. La forma de narrarlo es otra cosa.
Es interesante comparar esta película, en algunos aspectos, con Avatar. Evidentemente, Avatar plagia muchas cosas de El castillo en el aire, pero la película de Cameron carece de habilidad para sorprender con un desarrollo original. Miyazaki, en cambio, siempre encuentra caminos inesperados para contarnos lo que parece ya conocido.

viernes, 30 de julio de 2010

"El erizo" en el Colegio Mayor Peñafiel (Valladolid)

Tuvimos un erizo.
Engañosamente indolente.
Tanto que, aquellos que normalmente rechazan el cine serio, quedaron enganchados. Los que suelen pedir una explosión de gasolinera por cada fotón, aceptaron la propuesta de Monna Achache.
Está claro que la directora está enamorada del libro. Lo adapta a imagen con su propio lenguaje, pero cuida extremadamente todos los detalles: esos dibujos animados en tinta china o los títulos de crédito finales, apareciendo al ritmo de la música.
El erizo es una de esas películas que a los franceses se les da bien hacer: pocos escenarios, personajes muy bien construidos, crítica de fondo a la burguesía y una habilidad para caminar, siempre en el límite, por el filo del drama y el sentimentalismo. Sin caerse.
Una niña superdotada, una portera intelectual, un japonés de extraordinaria sensibilidad.
Cuando uno encuentra el escondite perfecto descubre que ya no quiere, no puede, no debe esconderse.