viernes, 30 de julio de 2010

"El erizo" en el Colegio Mayor Peñafiel (Valladolid)

Tuvimos un erizo.
Engañosamente indolente.
Tanto que, aquellos que normalmente rechazan el cine serio, quedaron enganchados. Los que suelen pedir una explosión de gasolinera por cada fotón, aceptaron la propuesta de Monna Achache.
Está claro que la directora está enamorada del libro. Lo adapta a imagen con su propio lenguaje, pero cuida extremadamente todos los detalles: esos dibujos animados en tinta china o los títulos de crédito finales, apareciendo al ritmo de la música.
El erizo es una de esas películas que a los franceses se les da bien hacer: pocos escenarios, personajes muy bien construidos, crítica de fondo a la burguesía y una habilidad para caminar, siempre en el límite, por el filo del drama y el sentimentalismo. Sin caerse.
Una niña superdotada, una portera intelectual, un japonés de extraordinaria sensibilidad.
Cuando uno encuentra el escondite perfecto descubre que ya no quiere, no puede, no debe esconderse.